Toda la vida aguantando un infierno conyugal su boca huele a ginebra y su cuerpo huele mal sigues pasando los días evadiendo la realidad el miedo brilla en tus ojos, hoy te ha vuelto a golpear No merece la pena, mujer, tu pasividad no merece la pena, mujer, debes de actuar no merece la pena, mujer, tu pasividad no merece la pena, mujer, ármate Violencia machista violencia fascista... Como cada día, una nueva vejación como cada noche, una nueva violación palabras de amenaza que se pueden consumar el miedo te enmudece, ya no puedes aguantarlo más No, ni una más, no te dejes humillar abandónale, que se pudra en soledad. ven, sal de ahí, date una oportunidad rompe de una vez las cadenas, vuelve a la libertad Violencia machista violencia fascista... Fuiste a denunciarlo y aquí no ha pasado "na" nadie mueve un dedo en esta puta sociedad llorando te preguntas hasta cuándo va a durar conoces a ese cerdo y sabes que pronto se vengará No, ni una más, no te dejes humillar abandónale, que se pudra en soledad. ven, sal de ahí, date una oportunidad rompe de una vez las cadenas, vuelve a la libertad Violencia machista violencia fascista... Al día siguiente la audiencia subió en todos los reality shows víctima de una terrible agresión su larga agonía acabó mientras la ley no te quiera escuchar y siga dormido ese juez mientras el mundo no quiera cambiar, autodefensa mujer. Defiéndete, defiéndete... Si estás en la misma situación defiéndete si ya no queda otra solución defiéndete si alguien te trata de imponer defiéndete enséñale tus dientes mujer. |
sábado, 22 de octubre de 2011
Letra Canción "Violencia Machista"
domingo, 9 de octubre de 2011
Violencia Machista
Introducción
En este trabajo me gustaría hablar de aquellos rasgos
comunes que la mayoría de los estudios aportan sobre lo que
caracterizaría a una parte significativa de los hombres que
maltratan, a las mujeres.
No hablamos de hombres con problemas mentales, son hombres
que atraviesan todas las variables, (condición
socioeconómica, edad, educación,etc) de forma más o menos
homogénea, no habiendo diferencias significativas entre
ellas.
Con unos rasgos psicosociales donde hay una clara búsqueda
del control de la relación; una dificultad para hacer
frente de forma adecuada a situaciones conflictivas en
ámbito de pareja y sobre todo de índole personal; donde la
mayoría (más del 50%) sólo son violentos en el ámbito
familiar; con tendencia a normalizar la violencia a la hora
de resolver los conflictos; haberse formado en una cultura
de la desigualdad sobre lo que debe ser un hombre y una
mujer; con poca capacidad para comunicar sus sentimientos
y para hablar de sus problemas afectivos aislamiento
social, una inseguridad oculta de autoritarismo y su
correspondiente fuerte, la dependencia emocional, y el
desarrollo de actitudes de control, vigilancia y celos
hacia su pareja; poca tolerancia a la frustración y temor a
perder su poder; pobre imagen de si mismo: preso de una
autoimagen desvalorizada, sobre todo en el mundo exterior
Consecutivamente las evidencias van demostrando que la
violencia intrafamiliar es un problema social de enorme
magnitud, que está sustentado en una compleja red de
estructuras culturales, sociales, legales y relacionales
que complejizan su comprensión y abordaje en donde en este
caso el hombre agresor será sujeto de este estudio.
El Enemigo en tu casa
Para el maltratador, la mujer es un objeto que le pertenece
y cuando no acata sumisamente su voluntad, cuando se le
ocurre 'rebelarse', se siente humillado y recurre a la
violencia. Ésta es la clave de la conducta del maltratador.
Un hombre celoso, posesivo y controlador, suelen recurrir a
la mentira y no se reconocen como maltratadores, es como si
tuviese una especie de derecho natural para degradar a su
pareja.
Los golpes que propinan a la mujer se transforman en una
simple “pelea” cuando quien lo cuenta es el agresor. Los
insultos y gritos, son simples “problemas de pareja” todo
lo minimizan y normalizan ellos no son concientes del daño
que hacen. Simplemente ponen a sus mujeres “en el lugar que
les corresponde” (siempre por debajo de ellos.)
La violencia también se puede decir que es una conducta
aprendida.
En cuanto al conocido ciclo de la violencia esta tiene tres
etapas sucesivas primordiales.
En la primera etapa se incrementa la tensión y la víctima
intenta progresivamente tratar agradar al abusador para
evitar la violencia. Si la violencia sigue este ciclo, la
víctima puede enfrentarse con la pareja porque ha visto que
la violencia es inevitable. Al hacer esto la tensión cada
vez se vuelve mayor. La segunda etapa es donde se inicia la
violencia de cualquier forma y siempre es dolorosa.
Tercera etapa y finalizando el ciclo, el abusador pide
perdón a su pareja, por el remordimiento y probablemente
dice que jamás sucederá por la realización de un
comportamiento positivo. La victima puede sentirse
recompensada y lo perdona, creyendo que no va a suceder la
violencia de nuevo. Ahí estaríamos hablando de la luna de
miel.
Sin embargo el circulo de la violencia ya estaría obsoleto,
en términos de Vif, por que para la victima no existiría
tal luna de miel, debido a que siempre estaría por temor
bajo el control del hombre.
Hoy hablamos de la rueda del poder.
Socialmente no hay un prototipo de maltratador; puede ser
de clase alta o baja, con estudios o sin ellos, joven o
viejo.“Es un perfil plano” dice Luis Bonino(Psicoterapeuta)
que trata a unos 50 de estos hombres al año. Su conducta no
tiene por qué estar ligada al consumo de alcohol o drogas
en el 80% de los casos no lo está y tampoco a desviaciones
http://youtu.be/Rb5m6v0Ete8
psíquicas. En contra de lo que pueda parecer, la mayor
parte de los agresores, no son enfermos mentales. Según
Enrique Echeburúa, (psicólogo clínico) el 20% de
los hombres maltratadores, sí presenta un trastorno mental,
alcoholismo, esquizofrenia, paranoide, trastorno delirante…
Pero el 80% son ‘normales’; no existe un trastorno grave,
aunque sí presentan alteraciones de la personalidad y
cognitivas, como un machismo extremo o la justificación del
uso de la violencia para resolver problemas.
Lo único que tienen en común es que son hombres que tienen
muy interiorizada la idea de que la mujer está a su
disponibilidad. Según asimilen más o menos esta idea se
convertirán en un tipo diferente de agresor: asesinos,
violentos físicos o psicológicos, controladores… En
ocasiones los hombres con mayor status social y cultural
recurren a formas más sutiles de violencia, como la
psicológica, mientras que los que tienen un nivel cultural
menor, optan directamente por los golpes.
Los valores machistas que imperan en la sociedad han calado
hondo en estos hombres, llevándoles a extremos límite.
Muchos incluso sufrieron maltratos en su infancia y han
interiorizado la violencia como un comportamiento normal.
Los golpes y los gritos son su único recurso, la única
forma de enfrentarse a una vida que no transcurre como a
ellos les gustaría.
Cuando trasciende un caso de maltratos, la mujer puede
llevar años sufriéndolos. Y si los maltratos pueden
producirse en cualquier etapa de la historia de la pareja,
es en el momento de la ruptura y tras esta, si se produce,
cuando llegan a exacerbarse.
El hombre maltratador tiene problemas de identidad y mucha
dificultad en cuanto al manejo de la agresividad, se le
dificulta construir relaciones afectivas satisfactorias
debido a la desconfianza hacia las demás personas.
Desde el punto de vista psicológico se ha explicado la
conducta violenta como una expresión de ira o enojo; de
hecho, se ha creado una forma de tratamiento que permite a
los hombres "sacar" su ira golpeando almohadas ,objetos
similares y gritando para expresar libremente esa emoción.
Este tipo de tratamiento se conoce como "control de la
ira", y nos puede hacer plantearnos una cuestión: ¿el hecho
de animar a una persona violenta a que golpee un objeto
controlado, tal como una almohada, reduce su agresividad
como dice esta teoría (de base psicodinámica) o la aumenta
al reforzar sus manifestaciones agresivas y generalizar su
respuesta a la vida real? Cuestionamientos aparte, esta
teoría supone que el hombre debe aprender a expresar la ira
adecuadamente.
Otra explicación psicológica es la que se realiza desde la
teoría de sistemas. Esta explicación supone que es la
pareja la que está dañada, y no sólo el hombre. Trata de
esclarecer de qué manera ambas partes de la pareja
participan como responsables de la violencia que existe.
Esta interpretación ve a la pareja como un sistema que
tiene cierto equilibrio, y cuando éste se rompe por
influencia de una o ambas partes, surge el potencial para
la violencia.
No es extraño entonces observar el hecho de que
En América Latina los hechos violentos constituyen la
segunda causa de muerte.
El análisis de la violencia intrafamiliar, debe comenzar a
partir de las diferentes posturas que se asumen en el
hogar, por ejemplo: las concepciones de prepotencia que
manifiestan algunos de los miembros de la familia al
considerarse el eje central, que implica el hecho de no
aceptar la individualidad de cada uno de sus miembros,
denotándose una relación de dominación dentro del
vínculo familiar que puede convertirse en algunos casos en
patrones o modelos de conducta. Esta forma de dominación
tiene su base en gran medida en la cultura patriarcal,
la cual establece las relaciones de desigualdad entre los
integrantes de la familia, interpretados como producto de
las características biológicas y psicológicas de los seres
humanos.
Podemos preguntarnos acerca de las causas de las diversas
Formas de manifestación de la violencia intrafamiliar y a
nuestro juicio no podríamos dejar de mencionar los
siguientes factores de orden sociocultural, económico,
psicológico, ideológico y educativo.
Formación desde la familia de patrones socioculturales
Violentos incluyendo patrones de consumo de sustancias
tóxicas, ausencia de ayuda y solidaridad.
Desorganización familiar, que implica específicamente
desatención a la proliferación de conductas agresivas, no
preocupación por promover patrones de conducta adecuados
de convivencia social y paz entre sus miembros. Esto está
relacionado en muchos casos al ejercicio de una autoridad
desmedida por alguno de los miembros de la familia, el jefe
familiar fundamentalmente sea hombre o mujer, pues por
ejemplo en nuestro país hay un incremento significativo de
familias donde el jefe del núcleo familiar lo constituye la
mujer, que incluyen castigos y actitudes violentas hacia
diferentes miembros de la familia donde una gran cuota la
tienen los niños y niñas, mujeres y ancianos. Al mismo
tiempo esta desorganización familiar incide en el no
cumplimiento o el descuido de las funciones familiares
fundamentales: comunicativa, económica, biológica, afectiva
reguladora, que es ya de por sí una forma de violentar a
sus miembros.
Pobre capacidad de comunicación y de sensibilidad dentro
de la institución familiar que impide procesar la
información y ponerla en función del desarrollo armonioso
de los intereses de cada uno de los miembros y de la
familia en general, que garantice el flujo de un sistema de
orientación valorativa que incluya el desarrollo de valores
como: la solidaridad, la paz,la justicia, el amor, frente a
expresiones como la violencia, la agresividad, el no
respeto a los demás en el seno familiar.
Emile Durkheim (Hecho social): manera de actuar, pensar y
Sentir, exterior al individuo e independiente del
individuo.
Las conductas de los individuos son modeladas por la
sociedad. Poder coercitivo del hecho social.
-considerar los hechos sociales de una manera aislada de
sus manifestaciones individuales aborda la violencia
familiar como un hecho social y por tanto, objetivo y
coercitivo, señala que basta con observar la manera en que
los niños son educados. En su obra. Las reglas del método
sociológico, al definir que toda educación consiste en un
esfuerzo continuo por imponer al niño maneras de ver, de
sentir, y de obrar, a las cuales no habría llegado
espontáneamente",reconoce que desde los primeros años de su
vida el niño se está impregnando de formas de actuación de
las cuales no están exentas las violentas que también
aprende y lleva a su práctica particular. Al mismo tiempo
el autor destaca la necesidad de valores morales, aceptados
de forma común en la familia, hacia la acción, teniendo en
cuenta el conjunto de sentimientos y creencias que median
sus relaciones, su conciencia colectiva. Su perspectiva
objetiva del fenómeno de la violencia familiar se constata
aún más cuando señala la misma como resultado de la presión
que ejerce el medio social, sobre el individuo tendiendo a
moldearlo y a obrar de acuerdo con sus normas y reglas
sociales.
Evidentemente estas ideas refuerzan los criterios referidos
al rol de la familia y el medio en la formación y adopción
de este tipo de conducta. Él señala: Esta presión de cada
instante que sufre el niño, es la presión misma del medio
social, que tiende a moldearlo a su imagen, y de la cual,
los padres y los maestros no son sino, los representantes y
los intermediarios".
En el análisis de la violencia familiar como fenómeno
social son muy importantes las valoraciones ofrecidas por
Marx en las Tesis sobre Feuerbach, en que se critica una
concepción unilateral de la educación y donde él plantea
que: olvida que son los hombres, precisamente los que hacen
que cambien las circunstancias y que el propio educador
necesita ser educado.
Esto quiere decir que en las mismas circunstancias pueden
darse la influencia de un educador, en este caso los padres
u otro miembro de la familia, que tomando conciencia de la
ineficiencia de sus métodos, resuelve transformarse a sí
mismo como educador,o sea, emprender un proceso de
reeducación que le permite comprender los problemas que
antes no podía ni siquiera enfrentar.
Ese educador, que puede ser cualquier miembro de la
familia, en su proceso de educar, y al mismo tiempo de
revalorizarse constantemente, se encuentra en condiciones
de cambiar esas circunstancias de violencia por otras más
propicias y favorables para su acción y la de la familia en
general.
El papel transformista del sujeto ha de verse no sólo como
la incidencia en las circunstancias, en la familia, en
determinados medios y condiciones, sino también como una
influencia revolucionaria sobre sí mismo que la lleve tanto
a cambiarse dentro de ese sistema de influencias educativas
como a crear nuevas circunstancias.
Al respecto, Marx concluye:
En la medida que la familia entienda que durante el proceso
ella misma debe constituirse en objeto de su influencia,
podrá ser educada por sí misma, conocer sus virtudes y
defectos y crear una estrategia para consigo misma con
vistas a influir de una manera más eficiente en la
prevención de conductas violentas en el marco de las
relaciones familiares.
Durante la década de los setentas se desarrollaron varias
teorías sobre los posibles principios del abuso de la mujer
por su marido o pareja masculino. Una de ellas es a base
del pensar feminista que postula que la sociedad es
patriarcal y que se acepta el uso de la violencia para
mantener dominación masculina.
Podemos concluir que la violencia hacia le sexo femenino se
debe a “la asimetría del poder y a la connotación social
que históricamente ha tenido la mujer, tanto en el ámbito
público como privado.
Desde el principio de la humanidad ha sido superior el
hombre sobre la mujer, y para mantener esa superioridad y
dominio ha sido necesario hacer uso de la violencia. Los
hombres se han convertido en cuidadores y promotores de esa
superioridad sobre las mujeres, y para mantener esta
dinámica social, necesitan una forma de control social;
siendo ésta la violencia intrafamiliar.
Según nos dimos cuenta, esto constituye la base del
patriarcado, que es un sistema de relaciones sociales que
usa a los individuos para imponer el control sobre sí
mismos y sobre otros para usar sus recursos y reforzar el
dominio del superior: el patriarca. La mayoría
de las culturas acepta que la mujer tiene que ser inferior
al hombre, y es éste último el que crea formas culturales
que definen y refuerzan esta supuesta inferioridad de la
mujer: los mitos y las tradiciones. El hombre violento
obviamente apoya estas creencias porque él es quien obtiene
beneficios.
Las diversas modalidades de agresión y abuso desde el
hombre hacia la mujer se ven expresadas diariamente en los
hogares chilenos y del mundo, atravesando el círculo de la
violencia que, en la mayoría de los casos, suele dejar una
o varias víctimas.
Estas agresiones se agudizan por crisis generadas debido a
marginalidad, pobreza, bajo nivel educacional, desórdenes
conductuales y problemas de autoestima del victimario.
Por otro lado, el abuso y maltrato contra la mujer afecta
enormemente la salud, física y psicológica no sólo de ella
sino también de sus hijos e hijas y personas de su entorno.
Numerosos estudios informan que la mayoría de las mujeres
que mueren de homicidio son asesinadas por su compañero
actual o anterior señalado en chile como femicidio.
No podemos omitir ninguna de estas aproximaciones a la hora
de entender las causas de la conducta del maltratador: cada
una de ellas tendrá su cabida, en menor o mayor medida, en
la construcción de cada uno de estos individuos.
Denominándolo violencia machista queda claro que es un tipo
especial de violencia cuyo objetivo es mantener el control
y la subordinación de la mujer al hombre.
Bibliografía
Luis Bonino Psicoterapeuta y Director del Centro de estudio
de la condición masculina desarrolla desde hace 30 años
numerosas actividades en los ámbitos de la Salud mental y
de la promoción de la igualdad entre mujeres y varones.
Psicoterapeuta y médico psiquiatra desde los años 70,
comenzó su formación en Salud Mental y Salud Pública en
Argentina. Desde los años 80 se ha especializado en el
abordaje de las problemáticas clínicas y psicosociales –
especialmente de los varones-, asociadas a los
condicionamientos de género.
Enrique Echeburúa, (catedrático de Psicología Clínica de la
Universidad del País Vasco y pionero en España en la
aplicación de terapias a hombres maltratadores,)
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